Escribe: Mónica Uriel. Periodista

Visitar Haro, ‘Capital del Rioja’ ya a pleno derecho, permite adentrarse en la historia. Esto a través de la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo. Además de descubrir que allí se utilizan innovaciones tecnológicas como robots que lavan barricas y escáneres que seleccionan la uva.

O recorrer viñedos en segway y en globo. Ahora también se puede conocer la elaboración de quesos de la zona y para terminar, recibir un tratamiento de vinoterapia. Esto, por supuesto, en la habitación del hotel.

Las visitas a estas bodegas se da en el barrio de la estación y son siete en total. En Haro, oficialmente desde marzo pasado, permite contemplar cómo se trabaja en una tonelería y en una cubería. Son dos oficios artesanales que tienden a desaparecer. Igualmente, puedes caminar por pasillos de ‘cementerios’ con vinos centenarios almacenados en sus nichos.

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La Rioja Alta en Haro

Ya quedan pocas bodegas con tonelería propia y una de ellas es La Rioja Alta, conocida por su vino Viña Ardanza. Fundada en 1890, es una de las primeras bodegas de La Rioja que comenzó a hacer visitas. Allí se ve cómo hacen en el horno las barricas, que tardan dos días cada una. También tienen un parque de 30.000.

Así mismo, pocas bodegas trasiegan artesanalmente cada barrica a la luz de la vela como hace esta. Siempre cada seis meses con el objetivo de que el vino sufra menos, labor que realizan 30 trasiegadores.

En la bodega La Rioja Alta van de la mano la tradición y la modernidad. Pues desde hace tres años utilizan un escáner de selección óptica de la uva que hace una foto a cada grano. El que no cumple con los parámetros por medio de aire se desecha, lo que supone alrededor del 18%. Esta es una de las bodegas más grandes que utiliza esta máquina alemana. Fue ideada en un principio para la selección de aceitunas.

Además, un robot lava las barricas, con ciclos combinados de agua y vapor, pero de tal forma que no se pierda el aromático. Dentro de su área de I+D probaron un sistema óptico para la trasiega pero no les convenció.

El vino que sale de sus 450 hectáreas en La Rioja va destinado en un 65% a la exportación y actualmente venden más en Nueva York que en Madrid.

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Bodega CVNE en Haro

Antiguamente el vino salía de este barrio dela estación en tren con destino a Francia. Así lo delatan las vías que se conservan en la cercana bodega CVNE (Compañía Vinícola del Norte de España), fundada en 1879.

En una nave de 800 metros están las 400 barricas que se utilizan para la crianza del Imperial, su buque insignia. La nave, sin columnas, cuenta con un particular sistema de tirantes metálicos de 1909 ideado de Gustave Eiffel. Es el mismo sistema de la torre Eiffel, una auténtica revolución que influyó en la producción del vino. Actualmente alcanza los 140.000 litros de Imperial.

En esta bodega se pueden ver los primeros cables originales de electricidad. Haro y Jerez de la Frontera fueron las primeras ciudades españolas que tuvieron luz. Fue gracias a su prosperidad económica derivada de los vinos.

La bodega de CVNE guarda una sorpresa en su interior. Se trata de un ‘cementerio’ en el que el hongo penicillium crece felizmente por la humedad. Debido a su cercanía con el río Ebro, también de paso protege de la luz a las botellas centenarias que aquí se encuentran. Las botellas cubiertas de hongos -la más antigua data de 1888- están repartidas en los distintos nichos.

El visitante puede caminar entre los nichos pero no puede traspasar una puerta con decenas de botellas. Según aparece en un plano expuesto, pues sus llaves fueron tiradas al Ebro en 1979 al comprobar sus ideadores. No estarían todos vivos un siglo después, con motivo del centenario, así que decidieron que ninguno las bebería.

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Muga y el cubero

Sin salir del barrio de la estación, en Muga, fundada en 1932, es posible ver su tonelería. También su cubería donde trabaja el único cubero en activo de España, Jesús Azcárate. Este es quien fabrica las cubas a mano y ‘a ojo de buen cubero’.

El refrán deriva del hecho de que no hay una medida exacta de las duelas (tablas), que domará para formar la pared de las cubas y tinas. Por eso no siempre estas tendrán el mismo número de duelas. Será el cubero el que lo calcule.

Antes de trabajar la madera de roble se ha dejado a secar de forma natural durante seis años. Hay un total de 12.500 barricas en Muga (Haro), donde se ven cinco añadas de vino criándose al mismo tiempo. Otro proceso curioso que se contempla en allí es la clarificación de los depósitos por el método tradicional de la clara de huevo fresco.

Y para recorrer las 250 hectáreas de viñedos, Muga organiza además de las visitas tradicionales, otras en globo. Aunque lo último es en segway. Esta bodega, al igual que La Rioja Alta, cuenta con comedores privados en su interior.

La elaboración de un producto que combina muy bien con el vino, el queso, se puede visitar desde hace poco tiempo sin salir de Haro. Es exactamente en Lácteos Martínez, empresa familiar que acaba de renovar sus instalaciones para las visitas guiadas.

Fundada en 1961, el queso Los Cameros sigue utilizando la receta familiar que comenzaron en 1961 sus fundadores Jesús Martínez y Justi González. La leche llega de 120 kilómetros a la redonda y se sigue utilizando el método francés. Dejando desarrollar los mohos de afinado en corteza, combinándolo con baños de aceite de oliva, que es el anti-moho más natural que existe.

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Quesos de La Rioja

La línea bonita de la quesería es el queso de cabra curado y semicurado D.O.P. Camerano, que sigue una receta milenaria de La Rioja. Su producción es muy limitada, pues existen 13 explotaciones ganaderas en la región. De ellas se obtiene la leche para su elaboración.

Antiguamente en la sierra se producía el queso fresco y, el que no era vendido en los valles, volvía a la sierra. Allí donde se transformaba en curados y semicurados. Al final de la visita por la quesería se realiza una interesante cata de quesos en la que participan los cinco sentidos. Siempre a cargo del maestro quesero Javier Martínez, uno de los cuatro hijos de los fundadores.

Tras abrir el apetito con los quesos se puede comer en el restaurante Terete, en pleno centro de Haro. Sirven una menestra de verdura y cordero asado cocinado en un horno centenario. Muy cerca, en Casalarreina, a pocos kilómetros de Sajazarra, catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España, se encuentra el restaurante La Cueva de Doña Isabela.

Fue construido en un edificio del siglo XVII que albergó una bodega. Su propuesta gastronómica innovadora con raíces riojanas se completa con un vino dulce de su propia elaboración. Se conoce como ‘Postremus’, realizado a partir de la uva sobremadurada.

Masajes de ‘vinoterapia’

En cambio, la pepita de semilla de uva es la que se utiliza para los muy recomendables masajes de vinoterapia. Como el que ofrece ‘Verónica. Las manos del vino’ por los hoteles de La Rioja. Así como también para una envoltura de lodo ‘vinoterapeutico’.

El fango de vino es rico en polifenoles, flavonoides, encimas, coencimas y vitaminas A, C y E, que mejoran la circulación. También la piel y la pepita de uva son aplicadas a los peeling faciales.

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