Catatur Argentina
Escribe: Laura Litvin (@laulitvin)
Al sur de la Capital de Buenos Aires, este barrio es visita obligada para conocer sus típicos conventillos de chapa que habitaron los primeros inmigrantes. Aquí nació la pasión por el tango, el fútbol y la comida que fundó la cocina porteña.
Llegar a La Boca, en el sur de Buenos Aires, es llegar primero a Caminito. Esa calle en la que se destacan las casas conventillo hechas con chapas de colores que fueron construidas por los inmigrantes que llegaron a la ciudad. Debe su nombre al tango compuesto por Juan de Dios Filiberto y Gabino Coria Peñaloza en 1926. Desde hace varios años, por iniciativa de los vecinos y del artista Benito Quinquela Martín, estas cuadras fueron transformadas en un museo al aire libre. Los fines de semana suma puestos de artesanos y artistas callejeros a su original y pintoresca arquitectura.
Entre las propuestas de La Boca, existe un recorrido interesante: un clásico es la visita guiada por La Bombonera, estadio del Club Boca Juniors que cuenta con el Museo Pasión Boquense donde exhibe su historia deportiva. Bordeando el Riachuelo está la sala del Teatro Ribera, que pertenece al Complejo Teatral de la Ciudad de Buenos Aires y el Museo de Bellas Artes Quinquela Martín donado por el pintor. Allí se aprecia la mayor colección de óleos y aguafuertes que lo consagraron y también, mascarones y esculturas de otras firmas argentinas.
Con vista directa hacia el puente Trasbordador Pedro Avellaneda, imponente estructura de hierro declarada Monumento Histórico Nacional, se destaca la Fundación Proa, que propone variedad de actividades culturales internacionales. A unas cuadras de allí, la Usina del Arte emerge como polo cultural (con recitales, eventos artísticos) fruto de la restauración del edifico que supo albergar a la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad.
La Boca es un barrio emblemático también por su gastronomía rica en influencias de los inmigrantes que allí se instalaron a principios del siglo XX. Las cantinas, bodegones (como el restaurante El Obrero, Don Carlos) y pizzerías italianas (como Banchero), son un clásico. En los alrededores de Caminito está lleno de restaurantes (en general parrillas y pizzerías) que si bien van perdiendo su espíritu genuino en pos del turismo, algunos logran reproducir el ambiente familiar y sabroso de otros años.
Si tiene tiempo, tome un café en El Estaño, un bar notable (Aristóbulo del Valle 1100), fundado en 1890 como almacén y que se convirtió en lugar de encuentro de artistas e intelectuales. Los domingos al mediodía suele haber espectáculos de tango con orquesta. Otro infaltable: La Perla, un local que funciona desde 1882 al comienzo de la calle Caminito, que se identifica por sus llamativos murales fileteados dedicados a famosos compositores de tango, como Carlos Gardel y Aníbal Troilo. Entrar vale la pena aunque sea solo para admirar su ambientación. Quien pase una tarde en La Boca jamás la olvidará.