Escribe: Marichuy Garduño
Fotos: Bertha Herrera. @BERTHA HERRERA
El maíz es uno de los ingredientes más emblemáticos de la cocina tradicional mexicana. Con él se elaboran un sinfín de platillos tradicionales como. Tortillas, tlacoyos, corundas, tamales, pozole y champurrado, por mencionar algunos.
De hecho, la enorme variedad de platillos elaborados con el maíz como alimento principal es una demostración más de la riqueza cultural y de la versatilidad de este cereal.
En el libro El Maíz, editado por El Museo Nacional de Culturas Populares, de la Ciudad de México, se menciona que esta planta es la fuente y sustento de la vida. Para el pueblo mexicano es sagrada. Ocupa un lugar importante en la organización y el pensamiento religioso.
El maíz es y forma parte de la cultura mexicana
“Del maíz se derivan más de la mitad de los nutrientes que consume en promedio el mexicano. Este grano, acompañado con otros alimentos, proporciona una alimentación adecuada”, se explica en el texto.
En un estudio elaborado por especialistas del Instituto Nacional de Nutrición de México se comprueba algo relevante. Resulta que las normas dietéticas de la población indígena son una respuesta a sus necesidades fisiológicas. Igualmente, son el fruto de una gran experiencia acumulada.
Un alimento con historia
Jesús Flores y Escalante en su texto Brevísima Historia de la Comida Mexicana expone que esta planta gramínea apareció de forma silvestre en Sudamérica. Aunque también se ha encontrado en Centroamérica. Sin embargo, fue en el Valle de Coxcatlán, Teotihuacán, en el estado de Puebla donde se encontraron las primeras semillas.
“De hecho, continuas migraciones llevaron este producto hasta el Perú y otros lugares de la región Austral. Por tanto, se convirtió en alimento básico de los pueblos establecidos desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina«, dice.
“A partir de la creación del hombre, según los pueblos indígenas, su supervivencia social y religiosa dependió del maíz o centlí», recuerda el escritor.
«Este historial se remonta hasta nuestros días, cuando ya la nación acrisolada en el mestizaje sigue teniendo al grano divino como elemento fundamental de su cultura alimenticia y culinaria”, puntualiza Flores y Escalante.