Con las consecuencias de la crisis por la situación de pandemia haciendo mella ya en muchos sectores, uno de los más afectados está siendo el del turismo, en general. Centrándonos en la rama de la hostelería, concretamente en bares y restaurantes, muchos de estos han tenido que cerrar sus negocios. Sin embargo, en el lado opuesto a ese triste final encontramos la salida del turismo gastronómico. Ese que ya está permitiendo a la restauración coger algo de aire con los servicios a clientes locales pero también de fuera. ¿Es una llave para la recuperación económica del sector? Pensamos que sí.

Motivos para ser optimistas

Desde CataTur hemos analizado el actual contexto que hay en España y, teniendo en cuenta las restricciones impuestas por el gobierno estatal, que han ido variando desde meses atrás, observamos motivos para ser optimistas. Porque el turismo gastronómico encaja perfectamente con lo que demanda el presente pandémico. Las características que lo definen invitan a pensar en positivo. Ya se está viendo en ciudades y en pueblos.

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Restaurante Molino de Alcuneza / Foto: molinodealcuneza

Al tratarse de un turismo a pequeña escala, su recuperación será más temprana que otra clase de turismos como el de masas. Con el virus campando a sus anchas por nuestro alrededor, tratamos de evitar aglomeraciones y gentíos. Optamos por visitas en petit comité, con nuestras parejas o familiares, en grupos reducidos. Menos viajes con muchos de nuestros amigos y, en cambio, mayor elección por planes más tranquilos.

Con su base local, apostando por la proximidad de la procedencia del viajero, que busca esos destinos menos turísticos, sin tantos visitantes, el gastroturismo es un reclamo atractivo. Permite conocer un lugar en todos sus sentidos, incluyendo la gastronomía, por supuesto. Además, es un turismo que se practica todo el año, no en una estación concreta, como sucede con las vacaciones masivas a la playa en verano, por poner un ejemplo.

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Potes, pueblo de Cantabria, atravesado por un río / Foto: aytosantoña.org

El turismo gastronómico también es una buena forma para degustar más y mejor los platos típicos de nuestra propia tierra, sea pueblo o provincia. Sin poder desplazarnos a otras comunidades autónomas, es una alternativa de ocio ideal para probar distintos bares y restaurantes de nuestro radio kilométrico permitido.

Pero, volviendo al punto anterior, es una gran vía para recuperarse de la crisis porque se asocia con los territorios rurales, donde se buscan actividades al aire libre, en la naturaleza y vinculadas a experiencias de viajes lentos, relajados. Esos en los que se quiere saborear cada momento también a través de la cocina local. Un grupo de expertos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) prevé que se produzca un incremento de la demanda de este tipo de actividades turísticas.

Vino

Enoturismo, un plan que encaja con lo que se busca

Con todo lo argumentado, muy relacionado con los planes que actualmente se prefieren respecto a los más comunes antes de la pandemia, el turismo gastronómico puede salir muy bien parado. La recuperación pasa por ello.

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