La producción de vino vive desde hace 20 años un resurgimiento en Menorca, donde cada vez hay más extensión de viñas y se abren nuevas bodegas. ¡Te lo explicamos a continuación!
¿Qué tienen que ver los ingleses?
Con la dominación inglesa la isla llegó a tener 1.300 hectáreas de viñedos. Ya se cultivaban durante el Imperio Romano, pero con la filoxera y el crecimiento de la vaca y el queso, el vino se dejó solo para el autoconsumo. Desde hace 20 años el vino está experimentando un resurgimiento. Cada vez hay más extensión de viñas y de las nueve bodegas que existen actualmente, pronto se pasará a 12, como nos cuenta Clara Salord, gerente de la bodega Binitord. En Menorca no hay variedades autóctonas de uva, como ella misma comprobó después de buscar a conciencia sarmientos por toda la isla.
Vinos de variedades mayoritariamente francesas
En sus 10 hectáreas las variedades que mejor se han aclimatado son Cabernet, Syrah, Merlot, Malvasia y Chardonnay. Tienen un nido de cernícalos, que colocaron porque ahuyenta a los pájaros, que les hacían perder el 30% de la producción. “Hacemos fermentaciones a baja temperatura, duran tres semanas, pero luego la calidad es muy buena. Nuestro próximo objetivo es hacer fermentaciones con levadura autóctona”, explica Clara.
Sus vinos se caracterizan por ser “equilibrados, frescos y fáciles de beber”, como por ejemplo el tinto, sin mucho cuerpo, para que sea fresco para el verano. En Menorca, subraya, “todos buscamos la calidad más que la cantidad”. Binitord surgió en 2002 por un hobby de sus padres y en la actualidad elaboran dos vinos tintos, uno blanco, un rosado. Además, preparan el único vermouth de la isla.
La bodega recuperó en 2015 la tradición del vermouth y cada vez se vende más: “Le dimos los aromas de la isla como el romero, la manzanilla o el hinojo, típico del Camí de Cavalls, y lo endulzamos con azúcar moreno, que fundimos y hacemos caramelo”, explica. El año pasado la bodega elaboró 30.000 botellas que se agotaron en agosto, por lo que esta temporada prevé duplicar la producción. En total se producen en la isla al año 180.000 botellas de vino, que son consumidas en Menorca.
Enoturismo en Menorca
Binitord hace visitas al igual que, desde el año pasado, Torralbenc, que además tiene un agroturismo, el primero de lujo construido en la isla sobre una granja típica de “mares”, la típica roca.
Detrás de estos vinos están los propietarios de la bodega Remírez de Ganuza. “No es fácil plantar viñedo en esta roca. Normalmente se hace un agujero para cada cepa, pero aquí hemos utilizado una rueda enorme que abre la roca, hace zanjas y tritura la roca, y transforma el suelo en polvo, con el que se rellena y se planta”, nos explica el comercial Claude Geyer.
“También luchamos contra la humedad y la salinidad”, añade. Estos viñedos, de diez variedades de uva, son de bajo rendimiento: “Buscamos más la calidad que la cantidad”, señala Geyer. Cuando hace décadas el vino aquí era solo para autoconsumo, la imagen que se tenía de él era que era malo y caro, apunta. “Ahora muy poca gente sabe que se hace vino en Menorca y que además está bueno”, señala.
Un vino de consumo local
De las cerca de 50.000 botellas que producen al año, la mitad se quedan en Menorca. La finca tiene 71 hectáreas, de las que 16 son de viña que comenzaron a plantar en 2005. Los viñedos son el jardín de los huéspedes de las 27 habitaciones del hotel. Al final del proyecto habrá 20 hectáreas de viñedos y la producción será de 80.000 botellas.
El blanco es su vino más vendido y el tinto, con uvas de Merlot y Syrah, sigue su misma línea de frescura. El rosado, color rosa pálido, está inspirado en el sur de Francia, y alberga aromas a fresas, cerezas y arándanos. La visita incluye una cata con vistas al jardín de viñedos y la visita de alguna que otra tortuga.