Escribe: Mónica Uriel. Periodista
El cafeto, la planta que da granos de café, es originario de Kaffa, Etiopía. Fue introducido en Arabia y de allí al resto del mundo. Etiopía es hoy el tercer mayor productor de granos de arábica del mundo .Además es el primer consumidor de África de café.
El café genera el 60% de sus ingresos por exportación y en el sector participan 15 millones de personas de forma directa o indirecta. El 95% de la producción proviene de fincas pequeñas.
La cosecha va de octubre a abril y en la recolección sólo se recogen los frutos rojos y maduros, uno por uno y a mano. El café se cosecha entre septiembre y diciembre. Se recoge en cestas de bambú, sin contacto con la tierra. El secreto de la alta calidad del café es que se ha cultivado de generación en generación, a la manera tradicional y en unas inmejorables condiciones.
Existen cuatro métodos de producción: “bosques de café”, o “semi-bosque de café”. Los cafetos crecen salvajes bajo la sombra de los árboles del bosque.Representan más del 60% de la producción nacional (575.000 hectáreas); los “jardines de café” (300.000 hectáreas), donde el fruto crece en las inmediaciones de las viviendas de los agricultores. Los cafetales mayores son propiedad del estado o de pequeños empresarios.
La planta del café nace de forma natural en los bosques
En los “bosques de café” nunca se han utilizado productos agroquímicos y para enriquecer la tierra los agricultores usan abono orgánico.
De Etiopía proceden algunos de los mejores cafés del mundo: Harar, Sidamo y Yirgacheffee.
Todos los cafés son llevados a la subasta central de Addis Abeba, la Ethiopia Comodity Exchange (ECX). Esta entidad semi-privada abrió hace 10 años para unificar el peso y la calidad, y para eliminar a los intermediarios.
A los agricultores se les certifica y cataloga su café tras tomar una muestra, determinando si es o no para la exportación. El plazo para vender el café desde que el agricultor lo entrega es de 24 días.
Con una producción anual de entre 500 y 700.000 toneladas de café, la mitad es para consumo interno. Etiopía cubre el 3% de la cuota del mercado mundial de este producto.
El café en Etiopía representa más que una bebida ,es cultura y leyenda
El café se descubrió de forma casual. Según cuenta la leyenda, un pastor llamado Kaldi notó que sus cabras se ponían nerviosas cuando comían de un arbusto. Informados unos monjes, fueron éstos quienes descubrieron que las bayas tostadas les ayudaban a mantenerse despiertos.Los monjes lo utilizaban durante las largas noches de oración.
Los mercaderes árabes lo comercializaron por Turquía y de ahí llegó a Europa y al resto del mundo.
En Etiopía el café constituye una ceremonia que los etíopes celebran dos o tres veces al día. Sobre un suelo con hierba esparcida.El grano se tuesta con carbón en una sartén agujereada y después se muele en un mortero.
El agua se pone para que hierva en una cafetera sobre carbón, al que se añade incienso o sándalo. Es costumbre tomarse tres tazas de café, cada una menos fuerte, ya que se le va añadiendo agua a la jarra. Aquí el café se le acompaña de palomitas de maíz, sorgo u otros cereales.